Llegó el tiempo de "regresar" a Escocia, y una vez más me encontré pisando esta tierra a la que supe amar al punto de dar mi vida por Ella. Este fue el viaje que abría los que luego vendrían, unos tras otros.
Me acompañaba una amiga llamada Alejandra, y en la primera parte del mismo, un amigo: Mike formaba parte del grupo. Todo era "nuevo" y emocionante a cada paso. Hermoso recorrer Edimburgo con su legendario castillo y su casco antiguo. Así como ascender la famosa montaña Arthur Seat.
Luego comenzamos a subir hacia el norte, rumbo a las Highlands (tierras altas). Llegamos a Stirling en nuestro camino, un punto clave de esta tierra, y fue allí en un lugar inesperado donde iba a tener una reveladora y maravillosa experiencia. Entre los muchos lugares importantes e interesantes para conocer estaba el legendario campo de batalla de Bannockburn, donde el rey escocés Robert de Bruce, venció al invicto ejército ingles, mucho más numeroso y mejor armado, y consiguió la tan ansiada independencia.
Llegamos allí una tarde lluviosa y destemplada de otoño, con Alejandra. Al poco rato de llegar ella quiso irse al auto ya que no se encontraba cómoda, dejándome solo, frente a la gran estatua del rey vencedor.
Debido a la falta de rigurosidad histórica de la película "Corazón Valiente", en donde muestran a Robert de Bruce como un traidor, no solo a Escocia, sino también a uno de sus máximos héroes: William Wallace, no le tenia mucha simpatía, y lo consideraba un traidor, hasta que llegue allí y en el lugar pude comenzar a saber la verdad histórica, y cambiar el sentimiento de mi corazón.
Mientras la destemplada lluvia seguía cayendo, sentí la necesidad de pedirle al espíritu de tan noble rey perdón, por mis pensamientos y palabras, y embargándome una profunda emoción lo honré con toda mi alma. En ese mismo instante, de una manera increíblemente sincrónica dejo de llover, y detrás del monumento ecuestre un hermosísimo y maravilloso arcoíris se formó, mientras que el sol iluminaba la escena.
Más tarde comenzaría a conocer y saber todo lo que me conectaba con esta tierra sagrada, así como saber que papel había jugado Alejandra, que explicó el porque no se sintió bien aquel día.
Y muchas cosas han sucedido en estos años en mis viajes por esta tierra con la que hoy sé me unen lazos profundos y fuertes, y a la que amo.....con mi corazón escocés.
Javier Peralta Ramos